lunes, 25 de enero de 2010


Sorprendido, abro con fuerza los ojos y respiro... tan solo obtengo decepción, pureza que sublima en mis venas y destila en húmeda tristeza, empapa mis huesos y me alcanza de lleno. Borracho de alcohol y de esperanzas podridas de paciencia, la tensión se pudre y reblandece, cede y se esponja... antes me escondía detrás de mil paredes que son razones, ahora ya no tengo defensa, provisto de una voz sin aplomo y una palabra sin peso siento pena de mi, que en momentos como este tan solo recuerdo el sinsentido del dolor que produce el amor recordado.